viernes, 29 de febrero de 2008

Una mañana cualquiera

Gimoteo, lloriqueo, me desperezco, y entreabro mis ojos para comprobar que mi mamá me protege en su regazo.

¿Qué más se puede pedir para empezar bien el día?

Mi bisabuela María

Ella es mi bisabuela María. Sus arrugas resumen casi 88 años de esfuerzo y sufrimiento, su mirada perdida muchas despedidas inoportunas, y su pelo blanco la experiencia práctica de la vida.

Han tenido que pasar casi 88 años para que me conociera, pero por su cara entedí que la espera había merecido la pena. La semana pasada estuvo en casa conmigo y, aunque dentro de un tiempo no lo recuerde, sirva este post como prueba de lo bien que lo pasamos juntos.


Esta entrada en mi blog es un homenaje para ella, pero también para mis otros 7 bisabuelos que no he tenido la oportunidad de conocer y que seguro que habrían disfrutado tanto como ella conmigo en brazos. Para ellos, un beso bien grande y un GUAHHH de su bisnieto Álvaro!